29 julio, 2020

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Pasos para cambiar hábitos alimenticios

La alimentación es uno de los factores que mayor incidencia tienen en nuestra salud. Nuestro organismo necesita de los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento y esto se consigue a través de una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, el ritmo de vida actual nos lo puede poner difícil ya que puede evitar que tengamos correctos hábitos alimenticios.

Para nuestra salud tan importante es la cantidad y la calidad de lo que comemos como la manera que tenemos de hacerlo. Ciertos comportamientos a la hora de alimentarnos pueden tener un efecto perjudicial para nuestra salud. Por eso, para que una alimentación sea sana, es necesario cambiar nuestros hábitos alimenticios junto con la ejecución de una dieta saludable.

Te vamos a plantear las claves para que puedas mejorar tus hábitos alimenticios:

1.- Planificación

En esta era en la que vivimos el tiempo es oro y la programación resulta clave para conseguir nuestros objetivos. El mejor hábito para una alimentación sana es la planificación de tus comidas. Exacto, ¡vas a tener que cocinar! Dentro de tu rutina semanal deberás sacar tiempo para una serie de actividades que te ayudarán a integrar unos hábitos alimenticios correctos en tu día a día.

Unos correctos hábitos alimenticios nos ayudan a tener mejor salud.

Así deberás sacar tiempo para planificar los platos que vas a preparar para la semana y deberás acudir a hacer la compra. Si durante la semana tienes menos tiempo incluso deberías poder cocinar algún plato para adelantar trabajo. De esta manera tu eliges lo que comes y podrás tener una dieta más rica y variada.

Muchas veces somos víctimas de la improvisación y esto nos lleva a comer lo primero que pillamos en cualquier parte. Este es el principal problema de una alimentación poco sana. Come productos de temporada de calidad y realiza recetas sanas. Incorpora la preparación de tu alimentación como parte de tu vida.

2.- El tiempo para la comida

Para insistir en el mismo tema, además de comer mal, lo hacemos de una manera inadecuada. En un horario lógico deberías tener al menos una hora para comer. Pero esto no los solemos cumplir, o incluso lo cumplimos lo alargamos demasiado. Alargar la sobremesa de manera repetida también es un mal hábito que nos puede llevar a una alimentación desestructurada.

Así que es necesario establecer un horario claro de comidas. Seguramente algún día lo incumplamos, pero la idea es seguir este hábito alimenticio para tener una dieta estructurada para evitar la alimentación deficiente o excesiva. Lo mejor es adaptar las horas de las comidas a tu actividad.

El desayuno te dará el aporte energético que necesitas para poder realizar tus tareas sin problemas. La comida ya debe tener los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento de tu organismo. La cena debe ser ligera para no interferir en el sueño. Los tentempiés entre horas deberán ser saludables y saciantes.

Recuerda que es necesario masticar bien y evitar las prisas. Esto favorecerá la digestión y además será el descanso perfecto en nuestra jornada diaria. 

3.- La cantidad de comida

Existen varias líneas a este respecto. Desde la necesidad de comer cinco comidas hasta el ayuno alternativo, pasando por dietas hipocalóricas. Lo cierto es que la cantidad dependerá de cada persona y de los objetivos que quiera cumplir con su alimentación. Lo mejor es acudir a un especialista si quieres conseguir un resultado concreto y siempre proporcionar a tu organismo los nutrientes que necesita.

Se hace cada vez más necesario que integremos nuestra alimentación en el día a día.

No es un buen hábito alimenticio seguir una dieta que esté realizando otra persona. Además, nuestras necesidades alimenticias variarán según la edad, condición física o incluso de la estación del año.

Siempre es necesario adaptar tu alimentación a tu ritmo de vida. Una correcta alimentación junto con una actividad física moderada suelen ser las bases necesarias para una vida sana. Estas bases para unos correctos hábitos alimenticios para por una verdadera autoevaluación de nuestro comportamiento. 

Para empezar, podrías plantearte esta serie de preguntas: ¿Qué importancia doy a la comida en mi día a día? ¿Encaja mi actividad diaria con mi dieta? ¿Cómo son mis digestiones? ¿Controlo lo que como o siempre improviso? 

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